Desde mi punto de vista…

Desde mi punto de vista…

¿Cómo expresar nuestro punto de vista sin ofender? No estamos exentos de usar palabras para herir o degradar a otros, ya sea personalmente, por internet, teléfono, celular u otro medio electrónico. Las palabras tienen un poder tremendo. Jesús es la  poderosa Palabra de Dios, Su  revelación en carne. Cristo mismo es llamado “el Verbo” (la Palabra) en el primer capítulo de Juan:

“En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir con nosotros. Estaba lleno de fidelidad y amor inagotable. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre”. (Juan 1:1,14, NTV).

El poder de las palabras también  fue demostrado cuando Dios creó el mundo:

“Entonces dijo Dios: Sea la luz, y fue la luz”. (Génesis 1:3)

Dios habló para que la creación viniera a ser lo que es y todavía sigue hablando.

Nosotros también  podemos hablar para que las cosas lleguen a ser. El Señor juzgará cada palabra que hablamos:

“Mas yo os digo que toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” - (Mateo 12:36-37). Veamos  tres maneras de conducir nuestras palabras:

(1) - Conténgase de hablar duramente y sin sentido.

La Biblia nos dice:

“El corazón del justo piensa para responder, pero la boca de los impíos expresa maldades”. (Proverbios 15:28).

Debemos controlar nuestra lengua.  ¿No sabe que decir? ¡Ore! La Escritura nos alienta:

“Por nada estéis afanosos; más bien presentad vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. (Filipenses 4:6).

¿Lo está llamando para confrontar amorosamente a una persona? Pídale a Dios que le dé las palabras correctas para hablar en amor. Alentar, edificar, y exhortar con amor. La Biblia dice:

“El corazón del sabio hace prudente su boca, y con sus labios aumenta el saber. Panal de miel son los dichos suaves; son dulces al alma y saludables al cuerpo”. (Proverbios 16:23,24). Si deseamos hablar como Cristo, nuestras palabras deben edificar y afirmar a otros. Cuando dejamos que Cristo viva en nosotros y por medio de nosotros, nuestro hablar puede alentar nueva vida en un alma desalentada:

“Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).

 (2) - No hable neciamente, no sea jactancioso, no sea obsceno, hiriente o falso.

La Biblia nos dice:

“Ninguna palabra obscena salga de vuestra boca, sino que sea buena para edificación, según sea necesario, para que imparta gracia a los que oyen. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia junto con toda maldad…la conducta indecente… tonterías…bromas groseras, cosas que no son apropiadas; sino más bien, acciones de gracias” (Efesios 4:29,31,5:4)

Hablar las palabras de Cristo significa evitar palabras que degradan, profanan y destruyen. Si analizamos el daño que pueden causar las palabras sería muy diferente lo que sucede en este mundo.  Es importante prestar atención a lo que decimos, y escuchar lo que otros dicen.

(3) - Tenga abiertos sus oídos y escuche bien antes de hablar.

La Biblia advierte:

“Al que responde antes de oír, le es insensatez y deshonra”. (Proverbios 18:13).

Ser un buen oyente requiere práctica.  Si nuestro hablar ha de parecerse al de Cristo, debemos ser rápidos para escuchar y lentos para hablar. Escuchar pone en práctica la amonestación de la Biblia que dice:

“No hagáis nada por rivalidad ni por vanagloria, sino estimad humildemente a los demás como superiores a vosotros mismos; no considerando cada cual solamente los intereses propios, sino considerando cada uno también los intereses de los demás”. (Filipenses 2:3-4).

Si nos comprometernos a hablar palabras que concuerdan con lo que somos en Cristo, nuestro hablar tendrá beneficios constructivos en lugar de consecuencias destructivas. Jesús dijo a sus discípulos y a nosotros:

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. (Marcos 13:31).

Medite en las palabras de Jesús y permita que ellas echen raíces en su corazón. Jesús es la fuente de todo conocimiento y el que le dio la capacidad de hablar.

Al pensar con la mente de Cristo  y hablar con las palabras de Cristo, seremos capaces de conducirnos con el carácter de Cristo. Filipenses 2:5 dice:

“La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús”(NVI). “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. (RV)

 Pastor Angel López

Westland.  3/19/17

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