La Violencia.
La palabra violencia no aparece en la Biblia, pero la ira, la brutalidad, la brusquedad, la rudeza, la ceguedad, el fanatismo y los extremos en el comportamiento del ser humano sí se reflejan como resultado de la violencia. La primera manifestación aparece al principio de la creación. Caín fue el primer asesino después de la caída del hombre, simplemente porque su ofrenda a Dios no fue recibida con agrado como la de su hermano Abel. Dios sabe lo que hay en nuestros corazones, y Él no necesita que le ofrezcamos algo de mala gana. La Biblia no dice por qué la ofrenda de Caín no agradó a Dios, pero Dios sí lo sabía y le dio a Caín el remedio para el ensañamiento y el furor que estaba mostrando contra su hermano: “Si hubieras hecho lo bueno podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte, no obstante tú puedes dominarlo”.(Génesis 4:7).
El hombre tiene la capacidad de evitar la tentación, pero la mayoría de los casos de violencia manifiestan el pecado de ceder ante una tentación que puede ser dominada. En este caso era el deseo de matar a Abel, porque sabía que no podía matar a Dios. En el libro de Proverbios 21:27 dice: “El sacrificio de los malvados es detestable, y más aún cuando se ofrece con mala intención”. Sacrificarse para agradar al Señor no depende de ceremonias o de ritos, sino de actitudes rectas y justas hacia los demás. Las personas que no tienen corazones rectos ante Dios no ganan nada a través de sus sacrificios o sus ofrendas.
Desde el principio la violencia y la injusticia han formado parte de este mundo; pero no es culpa de Dios, sino de quienes no quieren reconocer que deben depender de su Creador para que guíen sus vidas. Los problemas son problemas que nacen en el corazón del hombre.
Jesús dijo: “Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal…cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo…cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al juicio del infierno…si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconciliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo”. (Mateo 5: 21-26). ¿No les parece que sirve para solucionar la violencia?
Pues hace miles de años que la Biblia menciona la solución: no mates, no insultes, no maldigas. Reconciliate y llega a un acuerdo. ¡Esa es la clave para terminar con la violencia! Aunque no es Dios quien ha creado este sin sentido, a través de la historia nos ha hablado de su plan original para la humanidad. Hoy, como siempre, se han interpretado mal los distintos puntos de vista. Cada cual cree que tiene la razón, y quien no crea como ellos son sus enemigos. Todos, y cuando digo todos es ¡TODOS! somos criaturas de Dios, pero los que somos sus hijos tenemos la misión de reconciliar al mundo con Dios, la única forma de lograr que todos los demás se relacionen mejor.
9/8/16 - MPL